No todas las bóvedas lucen igual, unas tiene el color de las rosas, la mayoría una memoria y recuerdo, unas están descuidadas y otras muestran la limpieza de alguien que llegó, la costumbre se mantiene en el cementerio local, a pesar de que las rosas, astromelias o claveles den aroma, son más un recuerdo y un homenaje al amigo y familiar... hay sol y sirve todo un paraguas o un sombrero, hay gente y se vende de todo entre periódicos, chochos, helados y flores... un niña dice que rezará a su abuelo y su madre sonríe, otra corta tallos de claveles, lo hace mal y su abuela le enseña como hacerlo, flores secas están en el piso... los baldes van de la mano con los pasos, el ritual es entre conversaciones si son varios, recordando al que se adelantó o en medio de un silencio si llegaron solos, algunas lágrimas bajan entre mejillas, unos ave marías se escuchan, otros son por dentro, hay ropa oscura en la partida reciente y color en la que ha pasado un tiempo, hay prolijas que llevan guantes, trapos, escobilla, botellón propio, otros apenas flores, y cerca de uno de sus cerramientos se escucha -para variar- el tema "despacito",las oraciones son incluyentes "por los caminantes, navegantes encarcelados, imposibilitados, que estan esperando un padre nuestro para su salvacion..." es un tiempo en el cementerio donde descansan poetas y locos, buenos y malos, pecadores y santos, muertos de hace dos siglos, otros muy muy recientes, acá es el fin de todo, del recuerdo o del olvido, aunque la verdadera muerte sea esto último desaparecer del todo sin que nadie te extrañe te piense.... te sienta.... no hay miedo allí, como me enseñó mi mamá hay que tener miedos a los vivos.... #cronistaRiobamba
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