Más de medio siglo de conflictos
dolorosos termina en Colombia y son también buenas noticias para nuestro país,
vinculado con esa tierra cafetera de gente hospitalaria, alegre y generosa, la
química entre ellos y nosotros suele ser inmediata, tras de estos acuerdos más
de 200 mil muertos y millones de lágrimas entre familiares y amigos.
¿Cuánto reivindicó esa lucha?
¿Qué aportó en la construcción de un país diferente?, pienso que muy poco, pues
se confirma que los cambios no se generan a partir de una violencia que no mide
consecuencias, al final, han estado en estos años en el poder, quienes desde
los grupos irregulares, fueron criticados y descalificados, muchos ganaron
votos a costa de los guerrilleros.
El mundo va cambiando y los
pensamientos ideológicos deben tener otros contextos, imponer pensamientos no
es del siglo 21; matar, chantajear, extorsionar es de asesinos no de ideólogos,
quienes si ganaron en estos 52 años, fue el gran negocio de las armas, que debe
tener siempre un pretexto para vender implementos de autodestrucción.
Nuevos retos en Colombia que
deberá ir de a poco, fraccionando las heridas - muy hondas y profundas por
cierto – pero claro, el colombiano lo hará por que está hecho de un corazón
enorme! olvida pronto y vive el presente. Para tomar nota: ver que conflictos
tan complejos han encontrado el camino correcto desde la conversación y
mediación, desde el simple hecho de decir las cosas frente a frente y dialogar.
Importante no olvidar muchas
historias construidas y destruidas desde las fronteras, de allá y de acá,
reencuentros pendientes y procesos de inserción que no arreglan la firma de un
documento y aplausos protocolarios. Niños y jóvenes desplazados sin identidad;
adultos tratando de olvidar; viudas con duelos eternos y sin trabajo están en
la lista de prioridades ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario