#AislamientoCovid19
DIA DOCE: #Periodismo que no se detiene
Es un día que promete muchas cosas, el ánimo vuelve de a poco y quieres hacer
cosas que sirvan en este proceso de aprendizaje, sigo escribiendo temprano lo
que tiene que ser “quemado”, mis rencores y resentimientos quedan en un papel y
son más de los que pensaba, pienso que si caminar es un ejercicio para el
cuerpo, escribir y pensarte, entre esas cargas emocionales, te ayuda al alma.
Mi esposa debe salir a su oficina para cumplir con una constatación de
bienes y decidimos que era un buen momento para entregar algo de ropa que
clasificamos en tiempo de aislamiento, no es mucho pero siempre sirve, vuelve
contenta, más que por el trabajo cumplido, por haber entregado a un migrante
venezolano en el centro de la ciudad.
Mis padres me llaman y dicen que vendrán a dejarme unos documentos de una
cita médica que tiene pendiente mi papá en Quito, generosos y preocupados como
son, me dicen si necesito algo para traerme. Verlos es un buen regalo, menos
tensionados por el encuentro, estamos contentos mutuamente y con mascarillas.
Sabía que tuvieron problemas con el YouTube el día anterior, por lo que
les pido que pasen para mostrarles un par de procedimientos y puedan aprovechar
esa conexión mágica con el mejor repositorio de videos que les ha tenido
entretenidos en estas semanas. Van con tarea y contentos, esperando poder
encontramos el fin de semana; “cuídese ya falta poquito” me dice mi viejita sin
olvidar las bendiciones de rigor.
Para Osho es necesario tener para poder dar, por lo que trastoca el
discurso religioso de “dejar de ser egoísta, para poder ayudar”, cuando
probablemente es importante saber que debes cuidarte primero tú, para ser mejor
persona y poder actuar. “Lo fundamental es quererte a ti mismo tan planamente
que el amor de desborde y llegue a los demás, no estoy en contra de compartir,
pero si rechazo del altruismo”, dice el hindú.
Reviso un material guardado de un taller de la Sociedad Interamericana
de Prensa (SIP) y recuerdo algo que es importante compartir para crear
conciencia y es que existen daños colaterales en la pandemia que no son
visibles, la violencia contra la mujer se incrementó vergonzosamente y por acá
seguimos pensando se soluciona el problema con afiches digitales y una línea al
Ecu911 el agresor estaba más tiempo en casa y más molesto. Hasta mayo las
llamadas por este tema superaron las 15.000 y en la región se incrementó el 50%
la violencia doméstica.
La educación está ahora en línea, entre Magister y PHD que aún les
cuesta armar un sílabo y mandar una tarea al aula virtual, sin tener o saber lo
que es un blog y nerviosos frente a una cámara, al mismo tiempo padres que
deben buscar algo más de un dólar para poder tener internet y que el “guagua
aprenda”.
Un país sin el internet que demanda los cambios que trajo la epidemia,
apostando por la modernidad con zonas donde aún el servicio es pésimo. Son
temas colaterales que deben ser debatidos y replanteados, hay muchísimo por
hacer.
Debía enviar una información muy temprano, por lo que la caminata quedó
pendiente y la hice sobre las cinco de la tarde, me encantó ver además que la
Monse se animó a cumplir una rutina de ejercicios yo alrededor de casa y ella
frente al televisor, ayer fuimos una pareja fitness.
Antes de terminar mi rutina y dar un espacio para el silencio y
respiración, me encanté con la llegada de los colibrís a casa, lo hacen todo el
tiempo a una zona de bebederos que tenemos en casa y a las flores del jardín en
especial a la sábila. Siento haber hecho la mejor fotografía de ellos hasta
ahora y con el celular, tan cerca y especiales como son, la emoción fue
especial.
De premio estuvo en café pasado con majado de verde, hecho como
corresponde, con un buen refrito (puerro, cebolla blanca, colorada y perla)
mantequilla de las señoritas Raza y ajó con el secreto de la familia. El queso
que elabora mi suegro estuvo perfecto, sal prieta y maní partido el toque, envidiable
sabor manaba al terminar el día, otra vez felices con lo simple.
Pienso en todo lo que extraño antes de cerrar los ojos y al final es ver
a los míos y estar en la calle en cobertura, pronto podremos sentir la dualidad
entre ser alguien de una familia y un periodista de la calle. Dejaré la frustración de pensar que los ecuatorianos somos el
problema, cuando a la final es la raza humana y sus caminos equivocados, similares errores en el mundo, en ciudadanos y
gobernantes frente a un virus.
Pienso
en los que nos dan el equilibrio, los habitantes de este planeta que te
devuelven la fe, pues cada día están allí, sin quejarse y con una sonrisa y
optimismo absoluto. Por ellos volveré este sábado a las calles a otra
cobertura, contaré sus historias y buscaré otras fuentes, seguiré insistiendo
en los cuidados, desmentiré los engaños y viviré como pienso desde un
#periodismo que no se detiene.
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