La caminata siempre ayuda la verdad, te relajas y piensas las cosas; el
“cuerpo vago” todavía anda resentido de una pocas abdominales que trato de
cumplir luego de caminar y sólo las canciones de las películas de Rocky en mi
celular, impiden no completar la rutina.
Quería cocinar algo que no haya preparado antes y me decidí por un menú
“morlaco” y “bien gara”, recordé los buenos ratos y comida en el Tequila y el María
Joaquina en Cuenca y quería ver cómo me iba: papas con cuero, cecina de
chancho, mote pillo, habas con queso y la horchata debía estar en la mesa. En
#Youtube encontré la sazón, simple y fácil de una buena cuencana, me guie para
preparar las papas y mejorar el mote pillo que lo había hecho antes.
La cocina sin duda es un tiempo de deleite, me tocó aprender cuando me fui
a estudiar periodismo en Quito, nunca hice caso a mi mamá cuando me pedía aprender
en las vacaciones, algo necesario para un chagra en la capital, pero en cambio,
al ser hijo de profesora, ayudaba a dejar “adelantando” el almuerzo al caer la
tarde y eso al final me sirvió para diferenciar cuando se debe usar el refrito.
Lo demás fue simple y hacer memoria, poco tiempo me duró la tarjeta de
almuerzos, en esa época llegué más bien a ocupar algún fin de semana, cuando tenía
pereza o prolongaba la noche más de lo debido, comía lo que me gustaba en mayor
cantidad y gastando menos.
De allí lo demás ha sido un viaje entre sabores y fragancias, recuerdos de
ver a la abuela frente al fogón ordenando a las “guambras” que le ayudaban para
que la comida para bastantes comensales esté lista. Ver a mi tía como su brazo
derecho y recordar lo que explicaba y hacía cuando preparaba un buen caldo de
bolas, el yahuarlocro, un seco de chivo y clara a la mamá con lo suyo, comida
simple sin muchos aderezos, pero variada y muy rica.
Tengo una paila de bronce que le heredó mi abuelo a mi mamá de 35 centímetros
de diámetro, allí hago las papas y verlas cocinándose es un deleite, tanto como
sacar las habas que nos regalaron la semana anterior de sus vainas y cocinar
como dicen de la “mata a la mesa”, un poco de azúcar y pasarlas luego por agua
fría, secreto compartido.
Tengo unos inquilinos que nos alegran los días, no pagan renta y son
libres, vivimos entre colibrís y gorriones que van y vuelven, el alpiste y la
miel de abeja está en la lista de compras para atenderlos bien y que nos sigan
regalando su despreocupación y paz. Pongo alpiste en varios sitios y pronto
llegan, cada vez más familiarizados con nuestra presencia no su asustan, hemos
sentido que en la pausa de los seres humanos han venido más entre sinfonías y
aleteos, es un tiempo regalado de descanso.
El día termina, recibí una beca para una capacitación sobre Noticias Falsas
y tengo clases en línea, se confirma que el tema del engaño digital es
generalizado, colegas de otras latitudes lo confirman, son momentos complejos,
donde estructuras montadas manipulan información con perversos intereses
políticos y de dominación, mantener audiencias y desinformar, entre el caos y
la facilidad que abren las redes sociales.
“La desinformación no crea brechas, pero vive de acentuar las que existen”
nos dice Manuel Pulido Mendoza, quien asegura que el anonimato es una ventaja
de estas estrategias y claro no es difícil abrumar a las comunidades y marcas
agendas informativas con tendencias y mentiras repetidas miles de veces. Los
periodistas coincidimos que tenemos una paradoja entre la sociedad más
interconectada, pero también la más desinformada, en medio de una maquinaria de
mentiras.
En una parte de las clases vemos que la ansiedad, el miedo y la ira mueven
la política y es parte de percepciones erróneas (Weeks B. 2013) y siento que el
país puede ser un laboratorio perfecto para continuar con ese estudio, más si
estamos a puerta de un proceso electoral y no recuerdo tanto escándalo seguido
en la gestión política como lo que miramos hoy.
De verdad se debe replantear tanto en Ecuador, desde una democracia de
papel y poco participativa; estructuras caducas en estamentos determinantes;
participación ciudadana reducida a votar un domingo cada vez con más fastidio;
sistema de partidos políticos polarizado y con las mismas mañas del siglo
anterior: componendas, camisetazos y cubriéndose las espaldas; casicazgos sin
dejar opción a nuevas ideas y propuestas; izquierdas derechizadas, derechas
izquierdizadas y los del centro según conveniencia.
De ideología reivindicativa, aplauden a Alfaro y catan al Che Guevara, pero
amán el capitalismo el momento de sentir comodidades materiales, odian el “Imperio
yanqui” pero aman ir de Shopping en Miami, en fin, debemos despertar y no
permitir más engaño, la impunidad también es por culpa de la indiferencia.
Estoy de turno y debo diseñar el boletín del #DiariodeRiobamba, sigue
siendo un reto hacerlo, pero es parte de un aprendizaje, me toma menos tiempo y
eso es bueno, me costó trabajar 25 años en medios de comunicación para tener
algo propio, la empresa se consolida luego de cinco años, una apuesta diferente
que nos tiene optimistas con reuniones en línea cada vez más interesantes.
Nada como trabajar en lo que es de uno y donde terminas con otra función la
de “diseñador” que se suma a la de periodista, canillita, accionista,
fotógrafo, editor, socio, editorialista, presentador, relacionista público,
Gerente de Marketing, carga cables, editor digital... “llucho pero ocupado”
hubiese dicho mi tío Jorge.
Antes de dormir leo a Paulo Freire, sus apuntes en el libro “La educación
como práctica de la libertad” sirve siempre y te da la perspectiva de confirmar
que el cambio social recae en los procesos y me quedo pensando en una de las propuestas:
“Una de las grandes – si no la mayor – tragedia del hombre moderno, es que
hoy, dominado por la fuerza de los mitos y dirigido por la publicidad
organizada, ideológica o no, renuncia cada vez más, sin saberlo, a su capacidad
de decidir. Ya no es sujeto sino objeto” y otra vez Freire tiene razón, no
dejemos que los malos sigan ganando….
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