lunes, 8 de junio de 2020

#AislamientoCovid19 DIA DOS: El frío #internet abriga.

Descasaste mejor, procuramos los domingos tener un desayuno diferente, esta vez la nata con la palanqueta de la Vienesa fue mágica, ahora estamos sentados en los extremos de la mesa con la Monse, más lejos, pero cercanos al final, terminamos un novenario del coctel de clorofila que regularmente lo planificamos, nos servimos, es sabroso y saludable.

Debates si debes contar y exponer este capítulo en tu vida, al final termino frente al computador y arranco con la primera crónica, escribir es una terapia y siento que me ayudará, por otro lado, es momento de compartir lo que pasa, para aprender y repensar cada cosa, empieza el primer borrador y lo dejas reposar.


Debo terminar el último módulo de una capacitación de Knight Center, un espacio en línea maravilloso y aleccionador, como todo se vincula cuando corresponde, la última charla es de Bruce Shapiro, colega que es parte del proyecto del Centro de Periodismo y Trauma.

El expositor confirma el alto riesgo que tenemos en coberturas como éstas, donde se habla de traumas de las víctimas y nunca de cómo se siente el periodista que mira en primera línea el dolor, la muerte y sufrimiento, entre impotencias y miedos naturales. 

“Es un estrés incesante y complicado, donde hacemos malabares con nuestros entornos domésticos, distanciamiento social, nuestros fracasos tecnológicos, nuestro temor por la viabilidad económica de las organizaciones de noticias y hacemos un trabajo desafiante bajo cualquier circunstancia” refiere el periodista, que finalmente sugiere una desconexión y apostar por otros espacios de deleite entre la música, libros, artes y demás, “eso necesito yo” pienso enseguida. 



Todo es tan cierto y los debates internos van más allá, cuando eres buen periodista y está cubriendo la pandemia, eres un mal esposo e hijo que pones en riesgos los tuyos; cuando decides estar en casa y evitar reportería en la calle, eres un buen esposo e hijo, pero un mal periodista, por que dejas a tus colegas solos y no informas lo verdaderamente importante. ¿difícil comprendernos verdad?.

Una amiga de mi esposa le indicó que en el subcentro del IESS por el barrio Pucará pueden hacer el PCR y que tome esa opción, así lo hago, nuevamente la máxima protección y me dirijo a ver qué pasa. Me piden papeles a la altura del parque Ecológico, no bastó el rótulo de prensa en el carro y la credencial del Diario de Riobamba, el policía pide la cédula y me gusta que se cumpla así los protocolos para evitar a los “sabidos”.

Llegó y toca esperar un turno, la enfermera – debidamente protegida – es muy cortes, además de tomarme los signos vitales, pide espere al médico, me explica que se hacen exámenes de PCR a pacientes con otros síntomas y bajo otras condiciones, ya nada, que conste que venía preparado sicológicamente para el incómodo hisopado.

El profesional, un joven riobambeño, revisa mis exámenes, coincide con lo referido por mis amigos médicos, la prueba del laboratorio privado es más segura, sin embargo, es posible que sea uno más de los portadores asintomáticos del covid19, trabajar fuera y tan cerca de la epidemia – como ellos – hace que el riesgo de contagio sea inminente.

“Es preferible aislamiento y cuidarse, sobre todo estos próximos ochos días, le recomiendo vitamina C que siempre ayuda, compre naranjas, pitajaya, tome limonadas, use miel de abeja, coma tuna, no brócoli” dice el galeno. Le haré caso, sobre todo en lo del brócoli, con el que no me llevo mucho, pero le fallaré en lo de las tunas, pues no están entre mis preferidas.

La consulta se termina y me extiende un certificado, lo demás hablar desde su visión y la mía lo que puede pasar en Riobamba con el cambio de semáforo, coincidimos la ciudad será un caos producto de la poca diciplina de la gente, le duele cuando sube a casa, luego de su turno, mirar cómo en las calles parecería que nada pasa y se desarrollan las cosas sin una auto responsabilidad.

Reconoce que, si bien hay menos atenciones que en las primeras semanas de la epidemia, ahora hay más casos confirmados. “Vivo junto a mis padres, pero no les acepto un café y es para protegerlos” dice y confirmo que quien habla bien de sus progenitores, es un buen ser humano y profesional, fue un gusto el tiempo compartido.

De vuelta a casa la misión es comprar naranjas, por la zona de la Universidad y del Hospital ofrecen diez naranjas pequeñas por un dólar, prefiero ver en otro lado; las compro 25 grandes en dos dólares más la “yapa” salí ganando. Me llena de optimismo no ver a mucha gente en la salida a San Luis por el hornado riobambeño, es evidente que atienden solo para llevar y quienes lo hacen están más protegidos que yo, eso es bueno.



Limones gruesos y para licuarlos con cáscara más menta, hierba buena o manzanilla, los encuentro frente al colegio Edmundo Chiriboga, los venden - desde hace tiempo - venozolanos que hacen de eso su forma de subsistencia, pensar en cómo la están pasando ellos, lejos de su país, sin trabajo y con una ciudad detenida, es un pretexto más para agradecer lo que tienes y dejar de lado la queja.

No sé a ustedes, pero si hay un tiempo especial para el descanso y mirar televisión son los domingos por la tarde, la serie Familia Moderna, que ya está en Netflix, nos lleva a buenos ratos y carcajadas generosas, ¡son lo máximo!

Es tiempo de una película y escogemos Pequeña Gran Vida (Downsizing) y te muestran cómo al final los seres humanos terminamos en lo mismo, esa batalla de quienes quieren un mundo mejor y los otros – una mayoría – que quieren dañarlo todo y en el mundo, de grandes y de pequeños, marginación, pobreza, diferencias sociales e injusticias.

Matt Damon está a la “altura” como siempre y la coprotagonista Hong Chau una revelación, impecable, linda historia entre lo frívolo del consumo, el tema ambiental, el destino del planeta y la raza humana, entre ficción que cada vez presumes muestra cosas que de seguro están pasando.

Mejor fin de domingo no podía tener, generosas palabras y comentarios de familiares y amigos en las redes sociales, inmerecidas y que alivian todo el mal rato, las leo con detenimiento una y otra vez e imagino los buenos ratos compartidos con ellos.

En la crónica publicada en el diario, los gestos son similares, de personas que no conozco siquiera y me emociona aún más, definitivamente soy un privilegiado por el afecto que – aunque esté en el frío internet – te abriga el alma.




Ultima revisión del email y me encuentro con buenas noticias sobre el trabajo que cumplí como docente en la ESPOCH el último período, pienso en lo que aprendí de mis estudiantes de nivelación, esto es también de ellos. Adaptarse a una nueva realidad, reconocerse desde otros procesos, tener recelo a lo desconocido y, claro, lo des complicado de algunos en lo cotidiano, donde reían y disfrutaban ¡ser libres!

Y eso es un reto para estos días de aislamiento, ser libre desde tu mente, que tu cuerpo esté en casa, pero que tus ideas se paseen entre buenos ratos y espacios imaginados, ser libre de miedos y síntomas hipocondriacos, seguimos en la tarea. ¡linda semana a todos! gracias sus oraciones y el tiempo dispensado.

 




No hay comentarios:

El templo taurino

  #CrónicadeDomingo #LasVentas #Madrid El templo #taurino entre oles y notas Su construcción tardó 12 años y es un templo taurino donde m...